Tod@s nos hemos quedado embobados alguna vez con algo y sabemos que salir de ese momento cuesta. Esos segundos que dura, todo nuestro ser, nuestra mente está volcada en observar, comprender, aprender aquello que nos atrae. En mi opinión, el huerto ha causado esa sensación en más de un@. Ver esas caritas chiquititas al sacar lombrices de la tierra, plantar las semillas, jugar con la tierra, regarla, sacar una lechuga del suelo, probar las fresas, y un largo etcétera, ha sido realmente reconfortante y apasionante.
El huerto, con la inestimable ayuda de Manu y Antonio, engloba en sus 40 ó 50 metros cuadrados una cantidad ingente de conocimientos y experiencias que a buen seguro, perdurarán en la memoria de tod@s los que hemos pasado por allí.
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| ¡Nuestra primera coliflor! |
En este
ENLACE podéis ver esos rayitos de asombro en más de un@.
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